jueves, 11 de octubre de 2012

EGO (ahora también en versión On-line)

A las clásicas preguntas como quién soy y hacia dónde voy, se une una nueva: cómo aparezco en Internet.

Sinceramente, soy de las que utilizan poco mi nombre real, quizás porque hasta ahora he querido separar mi vida profesional (centrada actualmente en el mundo de la Universidad) de la personal. De hecho, realizando una búsqueda de mí misma en Google (venga, no me digáis que aún hay gente que no lo ha hecho) me ha sorprendido comprobar que aún aparecen trabajos realizados hace cuatro años, cuando aún no me planteaba en serio esto de la Publicidad y las Relaciones Públicas.

Sin embargo, quizás estoy perdiéndome grandes oportunidades. Quizás haya una persona deseando encontrar a una Marina Toledo Hervás por ahí para ofrecerme un trabajo estupendo, y yo creando nombres falsos. Y no está el mercado de trabajo como para ir poniéndolo difícil. 

En realidad el tema de la reputación on-line siempre ha suscitado en mí recelo y admiración a partes iguales. Que alguien te conozca y siga tus movimientos estando a miles de kilómetros de ti, es algo que tiene que subir la moral. Sentir que tienes algo que ofrecer a la gente que te rodea, que en esto de la "Aldea Global" son muchos porque desaparecen las distancias geográficas. Pero, por otro lado... ¿qué pasa con la falta de privacidad?

El problema o la ventaja, según cómo se mire, de Internet es que podemos ponernos en contacto con personas o empresas resguardados en un alto anonimato. Y esto me suena a Inquisición, la verdad. La posibilidad de perjurar al vecino sin dar nombres aumenta la posibilidad de dar informaciones falsas pero, sobre todo, de acabar faltando el respeto en lo más básico.

Éste es un tema sobre el que he debatido en ocasiones. Nosotros tenemos la ventaja de poder hablar sobre muchos temas, sin importar lo controvertidos que sean, resguardados en la falta de conocimiento que tienen los lectores de quién soy yo en realidad. Sin embargo, las redes sociales pueden ser un foco de problemas para personas reconocidas. Famosos que se ven traicionados por sus comentarios, como Ivan Ferreiro y su cruce de palabras contra los jóvenes católicos; o la cantante Lourdes Hernández (Russian Red) que acabó cerrando su cuenta de Twitter por un comentario que cada uno interpretó como quiso.

Y es que Internet guarda todo lo que escribes, así que es muy fácil pillarte en un renuncio, por lo que los expertos en reputación on-line aconsejan ser siempre uno mismo, y aceptar que no vamos a caerle bien a todo el mundo. Vamos, igual que en la vida real.

Lo bueno que tiene la reputación on-line, es que, de momento, no se nos conoce. Y siendo fieles a uno mismo, podemos decidir qué parte de nosotros queremos mostrar. Esto es como llegar a un sitio nuevo donde no conoces a nadie. Manos a la obra, entonces. 

Personalmente, busco tener presencia en Internet de manera que pueda diferenciarme en la lucha por un empleo. Es decir, mi objetivo claro es la identidad profesional (desde aquí un saludo a todos los responsables de RR.HH. que puedan leer esto). 

Olvida las fotos que te hiciste en las pasadas vacaciones con los amigos, y la foto de perfil que tienes besándote con el novio. Ni son una buena carta de presentación, ni nos interesan a la mayoría, sobre todo la última. El objetivo es lograr que tu nombre aparezca relacionado con aspectos relevantes para la Publicidad y las Relaciones Públicas: trabajos, concursos, empleos, etc. 

Puestos a aparecer en Redes Sociales, hazlo en redes tipo LinkedIn, y mantén siempre tu Curriculum actualizado y con presencia en las principales web de búsqueda de empleo. En la vida real, contribuye a que tu vida profesional crezca (por aquello de ser sinceros).

Y si no tienes muy claro en qué te gustaría trabajar exactamente, como es mi caso, no te cierres puertas. Yo aún estoy descubriendo del todo esto de la Publicidad, las RR.PP. y la comunicación en general. Aunque tengo claro en qué materias no quiero estar trabajando 8 horas al día, 5 o 6 días a la semana; no acabo de centrarme en una sola de las que sí me interesan. Y es que al final, esto es como en la vida real, un proceso de ensayo y error, y a veces, hasta que no pruebas, no lo sabes.


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